UN SANTO, UN MÁRTIR, UN MISIONERO AL ESTILO DE JESÚS.

Mons. Jesús Emilio nació en Santo Domingo (Antioquia) el 14 de febrero 1916; fue ordenado presbítero para el Instituto de Misiones de Yarumal, donde se formó, el 1 de septiembre de 1940 se graduó doctor en Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá; recibió la consagración episcopal el 10 de enero de 1971; fue secuestrado, torturado y asesinado, en nombre de la justicia, por un comando del ELN, el 2 de octubre de 1989.
En nuestro siglo han vuelto los mártires, con frecuencia casi “militantes anónimos” de la gran causa de Dios; es preciso que las Iglesias hagan todo lo posible por no perder el recuerdo de quienes han sufrido el martirio” (Tertio Milenio Adveniente, 37).
Tarea difícil casi imposible de labrar, es recoger en unas cuantas letras apartes de la vida y la obra de un ser extraordinario como Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, el inmolado Obispo de Arauca, asesinado por las fuerzas subversivas que se ensañaron con estas regiones y dejaron sembrada la sangre preciosa de este Pastor en un suelo que no mereció tal desdicha.
Lleno de ese espíritu de conquista, de batalla que impregnó Mons. Miguel Ángel Builes, fundador de los Misioneros Javerianos de Yarumal, Mons. Jaramillo cruzó todas las fronteras del amor y de la fe hasta llegar a Arauca con un mensaje lleno de confianza y esperanza que el egoísmo de los hombres se encargó de tergiversar y alterar para el logro de fines innobles.
La suya fue una vida centrada en el amor a Jesucristo: fue un soldado en la paz, fue su General en la búsqueda de la justicia social, fue su baluarte en la construcción de la nueva Diócesis de Arauca.
Le bastaron cinco años de ejercicio pastoral en esta tierra llanera, tan cercana en afectos, en historia y en aportes al bienestar del país, para dejar un nombre y un legado que se van acrecentando con los días.
Mons. Jesús Emilio Jaramillo Monsalve inauguró esta Diócesis con el alma del misionero que, como en el evangelio, no llevó dos túnicas, ni dos pares de sandalias, sino una sola misión y un solo compromiso: Extender el Reino de Dios desde el llano abierto, desde la pobreza digna, desde el subsuelo bendecido por el oro negro.
No hay palabras para agregar al martirio de un santo. Allí, entre la incomprensión, la brutalidad, la prepotencia de las armas y la arrogancia de un poder enceguecido por el odio, terminó la vida de un hombre que hizo todo el recorrido histórico del amor, la entrega y el servicio.

Aquí resuena la voz del más allá…
…la voz del inmolado cobardemente, la voz del que no se defendió, la voz del que anduvo de allá para acá en todas las veredas estrechando manos de campesinos y edificando capillas. La voz del campesino inmenso habla hoy. Su sepulcro es un grito y ese grito condena la violencia y por esa voz del muerto debe llegarnos como un atisbo divino la santa paz que hoy más esperamos y suplicamos con ahínco» Beato Jesús Emilio.


Con esta biografía nos debemos motivar en este tiempo a construir nuestro templo para hacer honor a este mártir que sin miedo luchó siguiendo los pasos de Jesús siendo voz de los mas débiles, de los marginados, de los olvidados. En estos tiempos que atravesamos tan difíciles aun con tanta violencia esta frase sobre el dialogo hace eco en nuestros corazones y nos debe motivar a ser instrumento en todo tiempo de paz, de dialogo, de amor, como nos lo dice el pasaje bíblico 2° Carta a Timoteo 2-5: «Predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, amenazando o aconsejando, siempre con paciencia y dejando una doctrina. Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros a su gusto, hábiles en captar su atención; cerrarán los oídos a la verdad y se volverán hacia puros cuentos. Por eso debes estar siempre alerta. No hagas caso de tus propias penas; dedícate a tu trabajo de evangelizador; cumple bien tu ministerio.»
Los mártires, los santos, los beatos nos deben motivar a que se puede alabar siempre, se puede gritar siempre a Dios, en los buenos y en los malos momentos, porque Dios es el amigo fiel y su amor nunca nos abandona.
Que esta biografía sea motivación para construir un lugar de acogida para las familias, para los jóvenes, para los niños, un lugar de encuentro con Jesús Eucaristía que provee todo bien, todo descanso para el alma, un lugar digno para nuestro señor, pero a la vez un lugar digno refugio de todos.
Que sea esta meta de construir iglesia un aliciente para partir de esta tierra dejando huella, dejando legado a los que vienen detrás observando nuestro ejemplo y testimonio, construyendo un templo en el suelo y ganando una morada en el cielo.
El trabajo de San José quien es patrono también de nuestra Parroquia y patrono universal de la iglesia y a quien nos encomendamos en este año 2021 como lo conmemoro el Papa Francisco como año litúrgico de San José, sea motivo de ejemplo a seguir trabajando arduamente para construir iglesia, para construir nuestro templo, San José nos recuerda que el mismo Dios se hizo hombre para enseñarnos la entrega, la dignidad del trabajo, del esfuerzo, roguemos a San José para que todo esfuerzo se vea reflejado en nuestra construcción, para que sea el intercediendo ante su hijo adoptivo para que muchos corazones sean tocados y se acerquen con su entrega, oración, recursos y ver en un futuro cercano el fruto de todo un recorrido de fe, de lucha, de entrega, de historias, de crecimiento espiritual y material. Que en ese futuro cercano podamos decir: El señor estuvo grande con nosotros y estamos alegres, porque se sembró con esfuerzo y se cosechó en alegría.
